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Discurso de Nadia Calviño, presidenta del Grupo Banco Europeo de Inversiones (Grupo BEI), durante la ceremonia de graduación de la Escuela Europea de Luxemburgo el 3 de julio de 2025. Animó a los graduados a adaptarse al cambio, liderar con valores y aprovechar las oportunidades de un mundo en rápida evolución.

EIB

Buenas tardes, bonsoir, guten Abend, buonasera.

Graduados, queridos profesores, orgullosas familias e invitados de honor.

Es un gran placer estar aquí con todos ustedes en esta ocasión especial. Les voy a contar un secreto: para mí, este es el mejor momento de la semana. Y ha sido una semana muy intensa y positiva, ya que he participado en la Conferencia de la ONU sobre la Financiación para el Desarrollo en Sevilla.

Comenzaré felicitando a todos y cada uno de vosotros. No hace mucho tiempo, mis hijos también pasaron por esta fase, y recuerdo muy bien todas las horas que dedicaron a escribir sus trabajos y prepararse para la prueba de acceso a la universidad, el estrés...

Todos sabemos que se necesita a toda una tribu para criar a un graduado de éxito.

Así que felicidades a todos los estudiantes que os graduáis y también a vuestros padres. ¡Un aplauso para todos ellos!

En esta ceremonia de graduación no solo celebráis los años de arduo trabajo y dedicación, sino el comienzo de un nuevo y emocionante capítulo en vuestras vidas, lleno de promesas y posibilidades.

Mientras preparaba este discurso, recordé mi propia experiencia. Cuando estaba sentada donde estáis vosotros ahora, mi país, España, acababa de incorporarse a la Unión Europea junto con Portugal. Acabábamos de salir de una dictadura y todavía había un telón de acero que dividía el continente.

Hoy somos 27 Estados miembros. Diez miembros de nuestra familia se unieron en 2004, después de casi seis décadas de la división de la posguerra. Podéis estudiar, vivir o trabajar en cualquier lugar de la UE. Podéis viajar de Irlanda a Chipre sin controles fronterizos interminables, y en la mayoría de los países no necesitáis cambiar dinero.

Hemos recorrido un largo camino juntos. La Unión Europea ha superado muchas crisis y sigue siendo el mejor lugar para vivir. Esta historia, nuestra unidad y nuestra resiliencia me hacen confiar en el futuro.

La transformación de la que hemos sido testigos en Europa en las últimas décadas demuestra que el progreso es posible y que cada generación puede definir el futuro.

Mi generación está al frente en estos momentos, pero muy pronto lo estará la vuestra. Os estáis graduando en un momento extraordinario de la historia. Un momento en el que parece que todo a la vez en todas partes está cambiando.

Un momento en el que nos enfrentamos a una guerra en Ucrania, en suelo europeo, algo que pensamos que nunca volvería a suceder.

Estamos viviendo tiempos difíciles.

Y, sin embargo, en muchos sentidos, son también tiempos de esperanza. El mundo que se abre ante vosotros está más conectado y es más innovador que nunca. Se está gestando un nuevo orden mundial que impulsa una integración más profunda de nuestros países. El cambio tecnológico brinda oportunidades increíbles que ayer parecían ciencia ficción.

En el Grupo Banco Europeo de Inversiones, trabajamos con muchos emprendedores brillantes con ideas que pueden cambiar el mundo. Por ejemplo, el desarrollo de tecnologías para convertir las emisiones de carbono en combustible de aviación sostenible e implantes cerebrales para tratar la enfermedad de Parkinson. Encuentran soluciones a los problemas y convierten los desafíos en oportunidades. Este es el espíritu que debéis mantener.

Aprovechar las oportunidades.

Sí, os adentráis en un mundo en rápida evolución, pero es un mundo lleno de oportunidades, y debéis aprovecharlo. Está en vuestras manos definir el futuro. Este es el primer mensaje que quiero compartir con vosotros.

No sabemos a qué retos nos enfrentaremos en las próximas décadas, pero hay uno que seguramente no desaparecerá: el cambio climático.

Se trata de un fenómeno que no conoce fronteras, y que afecta a todos los países, a todas las comunidades y a todas las personas. No es un problema del futuro: ya está teniendo efectos cada vez más costosos.

Basta pensar en lo calurosa que ha sido esta semana. Acabo de llegar de Sevilla, donde hacía 47 grados. Cada año se marcan nuevos récords de temperatura y cada año parece que se agravan las catástrofes relacionadas con el clima, como las inundaciones, las sequías o los incendios forestales.

Por eso, en el Grupo Banco Europeo de Inversiones, hemos hecho de la acción por el clima una de nuestras principales prioridades, financiando proyectos para proteger a millones de personas de las inundaciones en el valle del Odra, en Polonia, para mejorar la gestión del agua en la isla de Creta y para ayudar a los agricultores de Ruanda a prepararse para los fenómenos meteorológicos extremos.

Apoyar la transición verde es lo correcto y también lo más inteligente desde el punto de vista económico y de la seguridad,

a fin de reducir la dependencia de los productores de combustibles fósiles y aprovechar las oportunidades en favor del crecimiento económico y la creación de empleo a través de las energías renovables, la agricultura sostenible y la economía circular. Puede que algunos de vosotros optéis por una carrera profesional en estos ámbitos.

La importancia de la innovación

Esto me lleva al segundo mensaje que deseo compartir con vosotros: la importancia de la innovación y el aprendizaje continuo.

El ritmo del cambio tecnológico de hoy significa que vuestra capacidad para aprender, desaprender y volver a aprender es vuestra mayor fortaleza.

La innovación no es solo una cuestión de tecnología, es una forma de pensar. Significa cuestionar hipótesis, adoptar perspectivas diferentes y tener el valor de probar nuevas ideas.

Poned en duda lo que sabéis y, ante el cambio, no aceptéis el argumento de que «siempre se ha hecho así». No hay ninguna misión que sea imposible. Esta mentalidad os llevará lejos, independientemente de la trayectoria profesional que escojáis.

El poder de la cooperación

Y con esto enlazo con el tercer mensaje que me gustaría compartir con vosotros y es algo en lo que estoy pensando mucho últimamente.

Como decía, acabo de llegar de una reunión internacional de alto nivel, donde Europa se ha erigido en un faro de estabilidad, cooperación y valores humanos comunes.

Digo esto no solo como presidenta de una institución europea, sino como alguien que ha visto el poder de la unidad europea.

Cuando estalló la pandemia, la solidaridad y la cooperación europeas ayudaron a acelerar el desarrollo y el suministro eficiente de las vacunas. También ayudó a rescatar la economía, ofreciendo financiación para que las personas pudieran mantener sus empleos y sus negocios a flote. Y lanzó un ambicioso programa de inversión y reforma para reconstruir mejor.

Más recientemente, ante las inundaciones y los incendios que han devastado comunidades, todos nos hemos movilizado de inmediato para proporcionar apoyo físico y financiero de emergencia.

Y en este mismo momento, estamos intensificando la cooperación en los ámbitos de la seguridad y la defensa para apoyar a los países de nuestra frontera oriental.

Estos son ejemplos perfectos de cómo la colaboración puede lograr lo que ninguno de nosotros puede hacer solo.

Tenéis la suerte de formar parte de esta comunidad europea, un lugar donde la democracia, los derechos humanos y las oportunidades son valores fundamentales. ¡Y también un gran lugar para vivir! Contamos con excelentes escuelas y universidades públicas, hospitales, seguridad y una red de seguridad social que constituye los pilares de sociedades prósperas e inclusivas.

En un contexto en el que algunos líderes mundiales están reculando en la acción por el clima, la igualdad de género, la cobertura sanitaria para todos, la financiación para el desarrollo e incluso los valores democráticos, Europa mantiene el rumbo, como socio de confianza, en busca de soluciones beneficiosas para todos, y como un ancla de paz y estabilidad en aguas turbulentas.

Nuestro mundo está cada vez más interconectado y debemos colaborar forjando alianzas. Los desafíos a los que nos enfrentamos no los resolverá ningún país en particular. Debemos trabajar juntos para encontrar soluciones con socios de todo el mundo.

Desde el Banco Europeo de Inversiones, estamos proporcionando financiación con un enorme impacto sobre el terreno, ayudando a construir instalaciones de producción de vacunas en Ghana, Senegal y Sudáfrica; apoyando la agricultura sostenible en Etiopía y Madagascar; e invirtiendo en mujeres y jóvenes emprendedores en Brasil, Vietnam y Mauritania.

Cuando invertimos en el bienestar de los demás, invertimos en nuestra propia seguridad y prosperidad en el futuro.

Cada vez que deis un paso más en vuestra carrera profesional, os animo a adoptar una perspectiva europea e internacional. Buscad oportunidades laborales en otros países. Aprended de las diferentes culturas y puntos de vista. Recordad que vuestras decisiones —como consumidores, profesionales y ciudadanos— tienen repercusiones que van mucho más allá de vuestra propia comunidad.

Más que nunca, estoy orgullosa de ser europea, y espero que vosotros también lo estéis.

Tenéis mucha suerte de haber podido recibir una educación de primer nivel, multilingüe, que os permitirá vivir y prosperar en cualquier lugar del mundo.

¡Permítanme pedir otra ronda de aplausos para todo el equipo de la Escuela Europea, los profesores y todo el personal de apoyo!

Un llamamiento

Me gustaría concluir haciendo un llamamiento.

¿Qué significa todo esto para vosotros, los graduados de hoy?

  • En primer lugar, afrontad el cambio con una actitud positiva, sin miedo. El mundo en el que estáis entrando seguirá cambiando rápidamente. Vuestra capacidad para adaptaros, seguir aprendiendo y ver las oportunidades que crean los nuevos desafíos será vuestra mayor fortaleza.
  • En segundo lugar, recordad el poder de la colaboración. Los mayores problemas a los que nos enfrentamos solo pueden resolverse mediante la cooperación entre ámbitos, sectores y países. Construid puentes, no muros.
  • Por último, manteneos fieles a vuestros valores. En un mundo complejo y en rápida evolución, vuestros principios os servirán de guía. El proyecto europeo se fundamenta en los valores de la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad y el respeto de los derechos humanos. Estos valores han marcado el camino de Europa en sus momentos más difíciles y en sus mayores logros. También deberían ser nuestra brújula para el futuro.

Voy a concluir con una verdad muy sencilla: el futuro no es algo que nos sucede, sino algo que creamos juntos.

El mundo necesita vuestra energía, vuestra creatividad y vuestro compromiso. Necesita vuestras ideas frescas y vuestra voluntad de imaginar mejores alternativas.

Veros me da confianza y esperanza para el futuro. Felicidades una vez más. Os deseo todo lo mejor.

¡Y la última ronda de aplausos es para vosotros!

¡Muchas gracias!