La presidenta del Grupo BEI, Nadia Calviño, fue presentada por Cecilia Malmström, excomisaria de Comercio de la UE y miembro del Peterson Institute for International Economics de Washington D. C., durante las Reuniones de Primavera de 2025 del Grupo Banco Mundial y el FMI.
Gracias al Instituto Peterson por organizar un encuentro tan interesante y que se produce en un momento tan oportuno.
Nos encontramos en las Reuniones de Primavera del FMI y del Banco Mundial, y vamos a ser testigos, y a ocupar un lugar central, de los cambios que se están produciendo en el mundo. Supongo, estimada Cecilia, que debes estar pensando y recordando aquellos tiempos en los que negociabas acuerdos de libre comercio al otro lado del Atlántico y tratabas de crear la mayor zona del mundo sin aranceles y sin trabas comerciales. Hay muchas cosas que están cambiando en estos momentos. Estamos viviendo una enorme convulsión al tiempo que emerge un nuevo orden mundial.
Y en este período de intensa volatilidad e incertidumbre, es muy importante volver a centrarnos en lo más básico y fijarnos en aquellas cosas que no cambian. Y lo que no cambia es el compromiso de Europa de mantener un orden basado en normas, con economías abiertas y sociedades abiertas, y diría que esto no nace en absoluto de un romanticismo ingenuo. Lo cierto es que el libre comercio forma parte del ADN de la Unión Europea.
Como bien saben, en nuestros inicios fuimos una unión aduanera. Nuestros orígenes parten precisamente de la idea de derribar barreras y crear un arancel común para el conjunto de la unión. Se trataba también de contar con políticas comunes para centralizar todos aquellos elementos que son clave para la guerra. Empezando por el carbón y el acero, y siguiendo con la energía nuclear y la agricultura. Es fundamental pensar en los orígenes de la Unión Europea para comprender la importancia del proyecto y la visión de quienes lo diseñaron. En palabras de Robert Schuman, uno de los padres fundadores de la Unión Europea, esta fusión de los mercados se convertiría en la base de la paz y la prosperidad en Europa, de modo que la guerra resultaría «no solo impensable, sino materialmente imposible».
¿No les parece que la cooperación económica sirve en realidad como motor fundamental para la paz? ¿Y que el diálogo y nuestros valores comunes constituyen la base para la paz en el futuro? En aquel momento —una muestra más de la sabiduría de los padres fundadores— también se creó el Banco Europeo de Inversiones, uno de los ejemplos de éxito de la Unión Europea. Como has dicho, los accionistas el BEI son los 27 Estados miembros de la Unión Europea. El BEI ha sido rentable desde su creación y actúa dentro de la UE —financiando inversiones en grandes redes energéticas, en empresas emergentes muy innovadoras, en infraestructuras clave y en infraestructuras sociales que protegen el modo de vida europeo— y fuera de ella como orgulloso miembro de la familia de bancos multilaterales de desarrollo. El enfoque y el mandato del BEI se han ampliado desde su creación, pero la razón de ser del Banco sigue siendo la misma. Es la idea de que dos más dos son más que cuatro cuando trabajamos juntos.
En los últimos 80 años hemos observado cómo los dividendos de la paz han beneficiado a la UE y, más aún, a Estados Unidos, y cómo cientos de millones de personas han podido salir de la pobreza y convertirse no solo en consumidores de bienes, sino también en dinámicos inversores en activos estadounidenses y europeos. Nuestros vínculos económicos no se basan solo en el comercio, sino también en la inversión, en las inversiones cruzadas, lo que hace que nuestra economía esté estrechamente interconectada en todo el mundo.
Entretanto, Europa se ha convertido en una potencia comercial al fijar los estándares mundiales de excelencia en el ámbito de la fabricación y firmar más acuerdos de libre comercio que ninguna otra economía importante del mundo. Se trata también del ADN de Europa y, en mi opinión, está más vivo que nunca en estos momentos, en los que vemos cómo la UE cierra acuerdos con Mercosur, interactúa con los Emiratos o con partes de Asia, con la firme convicción de que no es un juego de suma cero, ya que, una vez más, dos más dos pueden ser más que cuatro si trabajamos juntos.
El comercio conduce a resultados beneficiosos para todas las partes, y este es un elemento importante en el que debemos basarnos de cara al futuro. Por eso, la Unión Europea trabajará sin descanso, con este espíritu de cooperación, para reforzar nuestra relación con Estados Unidos, nuestro mayor socio. Tenemos más de cinco billones de euros invertidos en nuestros respectivos mercados, y millones de puestos de trabajo dependen de esta relación mutua. Cada día se intercambian billones de euros y dólares entre la Unión Europea y Estados Unidos, lo que constituye una base muy sólida para una asociación estratégica.
Permítanme concluir precisamente con esta idea, porque es la principal prioridad del Banco Europeo de Inversiones al iniciar las Reuniones de Primavera: reforzar nuestras asociaciones estratégicas para la paz y la prosperidad en todo el mundo. Y ello se debe a que los lazos comerciales son un reflejo de nuestros valores comunes, que nos unen como aliados. Estos valores se recogen en un sistema muy sólido de instituciones multilaterales que construimos juntos al final de la Segunda Guerra Mundial y en el que Europa y Estados Unidos llevan la voz cantante, algo de lo que el Instituto Peterson es plenamente consciente. Y en esas instituciones se incluyen el FMI y el Banco Mundial y, por supuesto, la Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial del Comercio. Necesitamos el compromiso, los conocimientos especializados, el asesoramiento independiente y la sabiduría de estas instituciones para seguir unidos y contar con un sistema basado en normas que beneficie a todo el mundo.
Porque los retos a los que nos enfrentamos no pueden ser abordados por una sola jurisdicción. Empezando por la pandemia. Si antes teníamos alguna duda, ahora sabemos muy bien que las pandemias cruzan los océanos, que no se detienen en las fronteras políticas. Y lo mismo sucede con el cambio climático, la contaminación y, por supuesto, la estabilidad financiera. Hoy mismo hemos anunciado una inversión muy importante en un fondo de capital inversión, LeapFrog Climate Fund, con el objetivo de destinar 500 millones de dólares a tecnologías verdes en Asia y África. Hemos firmado este compromiso y esta inversión junto con la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial, el fondo Temasek y la institución financiera de desarrollo de Suiza (SIFEM). Se trata de una cooperación entre instituciones multilaterales de desarrollo, un ejemplo de colaboración público-privada en su máxima expresión. Esto no solo aporta valor al fondo de inversión y a los países beneficiarios, sino a todos nosotros, y demuestra cómo la cooperación conduce a mejores resultados para todos.
Estamos participando e invirtiendo muy activamente en todo el mundo. A lo largo de esta semana anunciaremos nuevas inversiones junto con el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) y el Banco Mundial. A esto nos dedicamos. Una vez más, está en nuestro ADN cooperar y trabajar junto con otras instituciones públicas y privadas para intentar construir un futuro mejor. Porque estamos convencidos de que la prosperidad no puede encerrarse entre cuatro paredes, que debemos tender puentes que crucen los océanos y garantizar que todos construimos un futuro mejor basado en la paz, la estabilidad y la cooperación.
Permítanme concluir así mi introducción. Creo que han visto claramente los elementos que subyacen a mi discurso y no les daré ninguna sorpresa en nuestros encuentros, que estoy segura de que será muy animados. Pero mi mensaje principal será este: trabajemos juntos, aprovechemos nuestras fortalezas, intentemos coordinar nuestras políticas, proporcionemos certidumbre y claridad a los inversores, a las empresas y a los ciudadanos. Porque cuando las cosas tienen sentido, van por el buen camino.
Este es el momento de Europa, estoy convencida de ello. Y desde Europa siempre intentaremos reforzar este sistema multilateral en beneficio de todos.
Gracias, estoy deseando que comiencen nuestros encuentros.