La presidenta del Grupo BEI, Nadia Calviño, fue la invitada de honor en el acto de apertura del curso académico 2025-2026 de la Universidad Bocconi.
Muchas gracias por sus amables palabras, por la presentación, querido rector, profesor Billari, profesor Sironi, querido embajador, querido presidente, ¡caro Mario!
Buongiorno, queridos estudiantes, profesores, invitados de honor.
Me gustaría comenzar, obviamente, deseándoles a todos un muy feliz año académico. Deseo felicitar también a todos los estudiantes que han logrado llegar hasta aquí y que comienzan una nueva etapa en una de las universidades más prestigiosas de Europa.
Estoy segura de que será una experiencia muy productiva e intelectualmente estimulante y, si no recuerdo mal, lo pasaréis en grande.
Durante las presentaciones, me he dado cuenta de que se hablaba mucho de filantropía. Así que, en primer lugar, me gustaría pedir un fuerte aplauso para los mayores filántropos de todos: los padres, las familias.
Seamos sinceros, vosotros, estudiantes, os habéis esforzado mucho para llegar hasta aquí, pero, sin ellos, sin su apoyo, lo más seguro es que no lo habríais conseguido. Yo también soy madre, así que me gustaría rendir homenaje a quienes os han acompañado y seguido en todos vuestros pasos.
He de confesar que, para mí, este es probablemente el mejor momento de la semana. Se trata de una oportunidad maravillosa, y estoy encantada de estar aquí con todos ustedes en esta ocasión tan especial y también para reencontrarme con muchos amigos que forman parte de la familia Bocconi, la familia de exalumnos de la Bocconi.
Y también me alegra mucho comprobar de primera mano el resultado de nuestra labor en el Banco Europeo de Inversiones. Como ya ha comentado el presidente, en los últimos veinte años el Grupo BEI ha apoyado a la Universidad Bocconi con tres acuerdos de financiación, para la construcción de nuevos campus y nuevas residencias para estudiantes y la modernización de infraestructuras, lo que me parece una excelente inversión.
El Banco Europeo de Inversiones es uno de los mayores financiadores del mundo en materia educativa. Desde escuelas en Marsella hasta institutos en Kiev (Ucrania), estas son solo algunas de las operaciones que hemos firmado en los últimos días.
Y estoy muy orgullosa de poder verlo aquí y expresarlo, porque invertir en educación genera beneficios muy elevados para el futuro. Las infraestructuras sociales ocupan un lugar central en el modelo europeo. Es más, diría que, junto con los dividendos de la paz y el orden mundial, como ya se ha mencionado anteriormente, esta economía social de mercado explica el éxito sin precedentes que hemos logrado desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
El presidente Sironi, y también el rector, ya han pronunciado algunas palabras acerca del entorno geopolítico actual, sobre los retos a los que nos enfrentamos en la actualidad. Este nuevo contexto geopolítico está poniendo a prueba los fundamentos del modelo europeo, está generando inestabilidad, está provocando conflictos y está creando ansiedad entre los ciudadanos de Europa y de todo el mundo.
Prioridades del Grupo BEI
En este entorno complejo, el Banco Europeo de Inversiones se encuentra en una posición única para apoyar nuestras prioridades comunes:
- con un balance de 600 000 millones de euros y una excelente calificación AAA, somos la mayor institución financiera multilateral del mundo;
- e igualmente importante, somos paneuropeos por definición, con proyectos y presencia en todos los rincones de nuestra Unión.
Nuestros accionistas son los 27 Estados miembros, ni más ni menos. No es necesario entrar en detalle y explicar por qué es importante que los accionistas sean exclusivamente los 27 Estados miembros de la UE. Esto implica que nuestra narrativa y nuestras prioridades concuerdan plenamente con las políticas y los valores europeos, y que gozamos del apoyo unánime de los 27 Estados miembros.
Durante del verano, hace unas cuantas semanas, nuestros gobernadores apoyaron unánimemente aumentar el límite máximo de financiación anual a 100 000 millones de euros, así como respaldar nuestras prioridades estratégicas.
Nuestras ocho prioridades se ajustan totalmente a las prioridades de la Unión Europea que ha detallado la presidenta Ursula Von der Leyen esta misma mañana. Hace unos momentos bromeaba con Mario Monti y le decía que la mirada de Europa se centra ahora en Bocconi, y no en Estrasburgo.
Pero, obviamente, el Banco Europeo de Inversiones, como brazo financiero de la Unión Europea, está completamente alineado con las prioridades que ha descrito hoy la presidenta Von der Leyen.
Nuestra máxima prioridad es consolidar nuestro papel como Banco del Clima, mantener el rumbo, lograr que la transición verde sea todo un éxito europeo. Y esto no es solo importante de cara al futuro. Estas inversiones están reforzando ahora la competitividad europea, están reduciendo los costes, están garantizando la autonomía estratégica y la excelencia industrial en las tecnologías limpias del futuro, reduciendo los precios de la energía para las empresas y también para los ciudadanos.
Ya financiamos el 40 % de las inversiones en infraestructuras energéticas, y vamos por buen camino para invertir más de 50 000 millones de euros en proyectos verdes: importantes interconexiones eléctricas y apoyo a los fabricantes de la industria eólica y solar, así como a los pioneros de las tecnologías limpias.
Aquí en Italia, tuve la oportunidad de participar en julio en la firma de un importante préstamo a Terna, para el emblemático proyecto Adriatic Link de conexión eléctrica submarina. En realidad, Terna es nuestro principal cliente para las redes eléctricas. Por lo tanto, cada vez que escuchen algo sobre la inversión en infraestructuras energéticas, pueden imaginarse el logotipo del Banco Europeo de Inversiones y la bandera europea.
Nuestra segunda prioridad es la digitalización y la innovación. Nos esforzamos por apoyar a los innovadores europeos para que las ideas, las empresas y las tecnologías que nacen en la UE también puedan prosperar aquí, en Europa.
Estamos poniendo en marcha un programa pionero, TechEU, con el que pretendemos movilizar 250 000 millones de euros de aquí a 2027 en inversiones en inteligencia artificial, informática cuántica, tecnologías digitales, salud y biotecnología, tecnologías limpias, seguridad y defensa, competencias y talento, infraestructuras digitales y materias primas fundamentales.
TechEU es más grande, más ágil y más sencillo que cualquier otro programa anterior, en apoyo de los innovadores de Europa.
Me gustaría aprovechar la ocasión para invitar a todos los pioneros de TechEU, que también prosperarán en esta universidad, a que consulten las oportunidades que les ofreceremos en lo que espero que sea una sencilla plataforma de acceso a la financiación.
Nuestra tercera prioridad, y lamento que sea una prioridad, es invertir en la seguridad y la defensa de Europa, para responder rápidamente a las realidades geopolíticas. El año pasado duplicamos nuestra financiación en este ámbito, y la triplicaremos con creces en 2025. Así pues, el 3,5 % de nuestra financiación en 2025 se destinará a reforzar las capacidades de seguridad y defensa de Europa. Nuestras operaciones emblemáticas tienen como objetivo:
- fortalecer las infraestructuras críticas de Europa;
- reforzar nuestras capacidades industriales, también en el ámbito de los drones;
- apoyar la investigación y el desarrollo a nivel local;
- facilitar el acceso a la financiación de las pequeñas y medianas empresas a lo largo de toda la cadena de valor de los grandes contratistas europeos; y
- fomentar el desarrollo de fondos de inversión específicos en materia de seguridad y defensa.
Hemos firmado un préstamo con el que se financiarán helicópteros para las fuerzas armadas italianas, y estoy segura de que pronto habrá otros proyectos importantes en el país.
Permítanme mencionar brevemente las otras cinco prioridades:
Nuestra cuarta prioridad es la cohesión, pilar fundamental de la Unión Europea y eje central del mandato del BEI.
Porque el talento se reparte de manera equitativa. Es decir, la gente es tan inteligente en Sicilia como aquí en Milán, pero las oportunidades no están distribuidas de manera uniforme. Nuestra intención es llevar la financiación y las oportunidades allí donde está el talento, en todos y cada uno de los rincones de nuestra Unión.
El Grupo BEI financió un volumen récord de inversiones en las regiones de cohesión. Casi la mitad de nuestra financiación dentro de la UE se destina a estas regiones. Por ejemplo, recientemente firmamos un acuerdo para mejorar los servicios hídricos en la región de los Abruzos, lo que beneficiará a casi medio millón de personas.
La quinta prioridad es respaldar la agricultura y garantizar la seguridad alimentaria, y precisamente la responsabilidad de esta prioridad recae en la vicepresidenta italiana, Gelsomina Vigliotti.
Hemos puesto en marcha nuestro mayor programa agrícola hasta la fecha, con una dotación de 3 000 millones de euros para apoyar, en particular, proyectos dirigidos por jóvenes agricultores y mujeres jóvenes.
A principios de este año, por ejemplo, firmamos un acuerdo innovador con la región de Calabria para financiar la creación de más de 1 200 nuevas empresas agrícolas gestionadas por jóvenes.
La sexta prioridad fundamental es invertir en infraestructuras sociales. El modelo económico europeo no solo reposa en la educación, como ya he mencionado, sino también en un sistema de salud de calidad, y en más y mejores viviendas para todos los ciudadanos.
La próxima semana participaré en un acto organizado por la Comisión Especial sobre la Crisis de la Vivienda en la Unión Europea del Parlamento Europeo —dirigida por una diputada italiana, por cierto—, un acto que tendrá lugar aquí en Milán, en el que presentaré nuestro plan de acción para ofrecer alrededor de un millón de viviendas más asequibles y sostenibles en Europa de aquí a 2030. En Nápoles, por ejemplo, ya estamos transformando un antiguo edificio de oficinas en una dinámica residencia para 500 estudiantes. Quería mencionar esto porque sé que dar respuesta a las necesidades de alojamiento de los estudiantes aquí en Milán y en toda Europa supone todo un desafío.
También estamos financiando la construcción y modernización de hospitales, desde Malta hasta Finlandia, porque cuidar el uno del otro es lo que nos define como europeos.
La séptima prioridad de inversión es centrarnos aún más en el impacto y en el interés europeo de nuestras actividades fuera de la UE. Esto supone reforzar la voz de Europa en el nuevo orden mundial que se está configurando en estos momentos.
Cuando «todo a la vez en todas partes» está cambiando, el papel de Europa como faro de libertad y derechos civiles, con una sólida reputación como socio fiable, comprometido con la cooperación y resultados beneficiosos para todos, representa un activo estratégico.
Debemos aprovechar esta oportunidad y abrir nuevos mercados para nuestros bienes y servicios, apoyando a los exportadores europeos, diversificando nuestras cadenas de suministro, incluidas las materias primas fundamentales como ya he mencionado, y estrechando nuestras alianzas, tanto en nuestra vecindad como fuera de ella.
En un mundo cada vez más «transaccional» —palabra muy de moda, por cierto—, creo que la moneda de referencia es la confianza. Y esto es algo que ya se ha mencionado aquí hoy. Los aliados de Europa deben saber que pueden confiar en nosotros, que nos mantendremos fieles a nuestras alianzas.
Mientras que el 90 % de nuestra financiación se queda dentro de la Unión Europea, el 10 % se destina a proyectos de gran impacto.
Permítanme citar un par de ejemplos:
- Hemos aportado 4 000 millones de euros en apoyo a Ucrania desde el inicio de la guerra para reparar infraestructuras críticas, reconstruir escuelas, guarderías y hospitales, y garantizar el suministro energético del país. Acabamos de aprobar un préstamo de 500 millones de euros para restituir la capacidad de almacenamiento de gas en Ucrania para el invierno. En condiciones extremas, incluso cuando nuestras oficinas se ven afectadas por los ataques diarios, nuestro personal sobre el terreno firma o inaugura un nuevo proyecto cada dos semanas en Ucrania.
- También mostramos al mundo lo que Europa representa apoyando la estabilidad económica y financiera en los territorios palestinos: pronto firmaremos el último paquete de 400 millones de euros para respaldar el sector privado en Cisjordania. Cuando Europa dice que apoya una paz duradera y una solución de dos Estados, lo dice en serio. En el Banco Europeo de Inversiones actuamos en todo el mundo con arreglo a nuestras convicciones.
Porque los dividendos de la paz solo dan frutos cuando se invierte en ellos. Restablecer la confianza en un mundo de normas y valores resulta esencial para abordar los retos mundiales, desde la salud pública hasta el cambio climático, desde la migración hasta la seguridad. También es esencial para la posición de Europa y el acceso comercial a las economías emergentes, que representan más del 90 % de la población mundial.
Por último, pero no por ello menos importante, la prioridad del Grupo BEI es contribuir a la Unión de los Mercados de Capitales de Europa.
Tengo la suerte de ver, cada día, el inmenso talento de Europa. El Grupo Banco Europeo de Inversiones es el mayor proveedor de capital riesgo y venture debt de Europa. Trabajamos con innovadores extraordinarios que están investigando y desarrollando, por ejemplo, nuevos tratamientos contra el cáncer en los Países Bajos y Dinamarca, materiales industriales avanzados como el cristal bidimensional de grafeno en Italia, y tecnologías satelitales de vanguardia en Luxemburgo o Bélgica.
Nuestras universidades y centros de investigación no tienen nada que envidiar a nadie. El número de empresas emergentes que se crean en Europa cada año es comparable al de Estados Unidos.
Pero somos la incubadora del mundo, porque cuando esas empresas necesitan crecer, tienen que irse a otra parte para obtener financiación. Esas empresas necesitan un gran mercado interior sin barreras para crecer y lograr economías de escala y, por supuesto, necesitan financiación y capital para crecer y convertirse en líderes mundiales.
En mi opinión, esta es, junto con el refuerzo de nuestras propias capacidades de seguridad y defensa, la prioridad más apremiante en estos momentos, como han señalado los informes Letta y Draghi, es decir, crear un mercado interno totalmente integrado que ofrezca a las empresas importantes economías de escala (un mercado de 450 millones de ciudadanos).
El Grupo Banco Europeo de Inversiones es, por definición, un instrumento de la Unión de los Mercados de Capitales. Emitimos bonos bajo una rúbrica europea y financiamos inversiones paneuropeas que canalizan el ahorro hacia inversiones productivas para nuestro futuro. Y trabajamos codo con codo con todos nuestros socios de los sectores público y privado, a nivel nacional y europeo, con el fin de promover esta Unión de los Mercados de Capitales.
He hablado mucho de lo que estamos haciendo, de las prioridades que marcan el rumbo de nuestras inversiones, porque no podemos darlas por sentadas.
Cada día pienso con admiración en la visión de los padres fundadores de la Unión Europea que crearon el Banco Europeo de Inversiones desde el primer día. Este es sin duda uno de los grandes ejemplos de éxito de la Unión Europea. Miremos donde miremos, desde el metro que nos lleva al trabajo, hasta esta misma universidad, pasando por las redes energéticas o los investigadores, todo tiene el sello europeo. La Unión Europea y el Banco Europeo de Inversiones en concreto han contribuido de forma decisiva al éxito de la economía italiana y de la economía europea. Y esto es algo que no podemos dar por sentado.
Me gustaría concluir con unas palabras sobre el futuro, porque en estos momentos, y ya lo hemos escuchado, todo parece plagado de desafíos. A veces, las noticias diarias nos abruman. Es difícil mantener la confianza en un mundo mejor cuando vemos las tragedias en Oriente Próximo, los bombardeos en Ucrania, los efectos cada vez más visibles del cambio climático, el poder de las autocracias y las graves amenazas a la democracia.
Pero cuando echamos la mirada atrás, nos damos cuenta de que todo esto ya ha pasado. En realidad, las guerras o los conflictos eran lo habitual en nuestros países hasta la creación de la Unión Europea, a la que mi país solo pudo unirse en 1986, años después de que terminara una dictadura que duró cuatro décadas. Fue precisamente ese mismo año cuando empecé la universidad y estaba sentada justo ahí, donde estáis ahora sentados vosotros, queridos estudiantes.
Hemos recorrido mucho camino desde entonces. Hemos superado numerosas crisis. No hace tanto tiempo, y seguro que muchos de los aquí presentes lo recordarán, cada semana había expertos que preveían el fin del euro, el fin de la propia Unión Europea. Y hace menos tiempo aún, la pandemia puso a prueba nuestras economías. Y Europa hizo frente al desafío, Europa apoyó a los países que se vieron más afectados por la pandemia, que fueron Italia y España.
Así pues, hemos superado muchas crisis y, a pesar de los malos augurios de algunos, ¡todavía estamos aquí! ¡Vivos y coleando!
Permítanme comentar tres lecciones principales que podemos aprender de estas experiencias.
La primera es que cuando actuamos con unidad, determinación y solidaridad, somos imparables. La segunda lección es que la «misión imposible» no existe, y puedo dar testimonio de ello, porque he tenido éxito en muchos ámbitos que parecían abocados al fracaso. Y la tercera lección es que, cuando llegamos a una coyuntura crítica, lo que parece ser el final del camino es en realidad el punto de partida, un nuevo comienzo.
Y esa es precisamente la situación en la que nos encontramos actualmente: tenemos que cambiar la forma en la que actuamos, tenemos que adaptarnos, tenemos que reiniciar.
En muchos sentidos, se trata también de una oportunidad, especialmente para los estudiantes, para los jóvenes. Una oportunidad para definir el futuro, para construir un mundo mejor. La revolución tecnológica a la que estamos asistiendo, desde la energía limpia hasta la inteligencia artificial pasando la informática cuántica, abre nuevas posibilidades.
Vivimos tiempos extraordinarios, porque el mundo está más conectado y es más innovador que nunca. Lo que ayer parecía ciencia ficción ahora es algo al alcance de la mano, una herramienta si la usamos bien. Porque la innovación no se restringe al campo de la tecnología, como ha explicado muy bien el rector en su discurso. La innovación es también una forma de pensar. Implica cuestionar hipótesis, adoptar perspectivas diferentes y tener el valor de probar nuevas ideas. Y lo mismo se puede decir del proyecto europeo. La Unión Europea ha superado crisis tras crisis y sigue siendo el mejor lugar para vivir; y me siento muy cómoda diciéndolo aquí en Italia, porque, en cada crisis, la Unión ha sabido aprovechar las oportunidades para adaptarse, para cambiar.
Esta historia, nuestra unidad y nuestra resiliencia me hacen confiar en el futuro. Miraros me da confianza para el futuro. Porque nos corresponde a todos nosotros tomar las decisiones correctas y definir el futuro. Es mi generación la que lleva el timón ahora, pero muy pronto, seréis vosotros quienes dirigiréis vuestros países, en el servicio público, en empresas privadas, en centros de investigación, hospitales o universidades.
Me gustaría concluir con una cita, y una llamada a la acción, que me inspira todos los días. Cuando alguien le preguntó a Tommaso Padoa-Schioppa, uno de los padres fundadores del euro —en aquellos momentos no había madres fundadoras— y también un eminente exalumno de la Universidad Bocconi: «¿Cuál es su objetivo, señor Padoa-Schioppa? ¿Intenta comprender el mundo o cambiarlo?».
Él dijo: «Obviamente, las dos cosas. Quiero comprender el mundo y cambiarlo. Por eso soy economista».
Claro que, al ser yo economista, me siento muy identificada con ese mensaje. Pero se puede decir lo mismo de todos estos futuros líderes, que cambiarán las reglas del juego, y que se están formando y prosperando en esta universidad. Esta es mi llamada a la acción.
Especialistas en medicina, ingeniería, matemáticas, derecho, sociología, contabilidad, informática: aprovechad esta oportunidad extraordinaria que se os ofrece aquí para salir bien preparados.
Escuchad, mirad, aprended, experimentad y preparaos para comprender y cambiar el mundo.
Como ya se ha comentado antes, estamos luchando por la libertad, estamos luchando por los derechos humanos, estamos luchando por el Estado de derecho, por el respeto, por nuestros valores democráticos europeos, estamos luchando por la paz. Esta es la batalla que debemos librar, así que uníos a la lucha.
Recordando los versos de Leonard Cohen: «Toca las campanas que aún puedan sonar...
Hay una grieta en todo, así es como entra la luz». Permítanme concluir con este mensaje de confianza y determinación y mis mejores deseos para el nuevo curso académico.
Muchas gracias.