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En su discurso del 6 de junio en las Jornadas de Adaptación CE-BEI en Niza (Francia), Nadia Calviño, presidenta del Grupo Banco Europeo de Inversiones (BEI), destacó la importancia de invertir en la adaptación al cambio climático.

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Buenos días.

Es un verdadero placer darles la bienvenida, por segundo año consecutivo, a las Jornadas de Adaptación del BEI, que reúnen a expertos de todo el mundo que se esfuerzan por encontrar soluciones y abordar los efectos del cambio climático.

Este año, con ocasión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano en Niza, centramos nuestra atención en un tema crucial: la resiliencia de las costas.

Las regiones costeras y las comunidades que se procuran sus medios de subsistencia junto al mar son particularmente vulnerables al cambio climático. El aumento del nivel del mar, la erosión costera y los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más intensos amenazan la salud y la seguridad alimentaria, el suministro de agua potable y la tan valiosa biodiversidad.

La adaptación al cambio climático se ha convertido en una necesidad urgente. El Banco Europeo de Inversiones está respondiendo a las necesidades de las comunidades costeras financiando proyectos que protegen sus costas, cuidan sus hábitats naturales y ayudan a que las infraestructuras sean más fuertes y resistentes a todo tipo de fenómenos meteorológicos.

Proteger los ecosistemas y el bienestar de las personas de todo el mundo también es un imperativo económico.

Como sabemos, cada euro invertido en adaptación al cambio climático permite ahorrar entre cinco y siete euros en actividades de reparación y reconstrucción.

Como brazo financiero de la Unión Europea, la misión del BEI es clara: respaldar a las comunidades más vulnerables, apoyar la transición hacia una economía de cero emisiones netas y aprovechar las oportunidades que ofrece esta transición.

En la práctica, esto significa priorizar el apoyo a los territorios, a los sectores y a las comunidades más afectados por los efectos del cambio climático, tanto dentro como fuera de la Unión Europea.

Significa reforzar nuestras alianzas mundiales para encontrar soluciones beneficiosas para todos.

Y significa mantener el rumbo.

El Grupo Banco Europeo de Inversiones se enorgullece de ser considerado el Banco del Clima.

Nuestras inversiones en adaptación, mitigación, transición energética y sostenibilidad medioambiental representaron casi el 60 % de nuestra financiación total el año pasado.

Los proyectos que apoyamos —ya sea para proteger a las comunidades de la isla italiana de Isquia frente a las inundaciones o garantizar el suministro fiable de agua en Cataluña, región afectada por la sequía, o incluso en países más lejanos como Jordania— son esenciales para seguir avanzando en los objetivos de autonomía estratégica, resiliencia y competitividad de la UE.

Estos proyectos también contribuyen a la estabilidad y la prosperidad.

El cambio climático es un desafío global que no conoce fronteras. Por ello es más importante que nunca abordarlo en el marco de un sistema multilateral basado en normas.

Las inversiones en adaptación al cambio climático requieren una planificación a largo plazo y una estrecha colaboración entre los socios. Las decisiones que tomamos hoy sobre qué proyectos priorizar tendrán un gran impacto en los medios de subsistencia de los ciudadanos y de sus comunidades en el futuro.

Al anticipar los efectos del cambio climático e invertir en medidas de adaptación sólidas, podemos minimizar los daños, salvar vidas y construir economías más resilientes.

Permítanme una última reflexión: la acción por el clima y la competitividad van de la mano; un hecho que los responsables políticos y los proveedores de financiación reconocen cada vez más. Sin embargo, debemos asegurarnos de que nuestras normas sean efectivas y sencillas para que las empresas las acaten.

Otro aspecto igualmente importante es que la adaptación al cambio climático es inseparable de la justicia social. Las comunidades vulnerables, a menudo las menos responsables del cambio climático, sufren la peor parte de sus efectos, lo que nos recuerda que la responsabilidad de actuar es compartida.

Para ello, debemos poner en práctica nuevas ideas y enfoques. Aquí la innovación desempeña un papel vital. Por ejemplo, al combinar la investigación científica —como la metodología de previsión avanzada— con estrategias prácticas, podemos ayudar a las comunidades costeras a adaptar y proteger las numerosas actividades sociales y económicas en las que participan.

Si cooperamos, compartimos nuestra experiencia y construimos alianzas sólidas, encontraremos soluciones juntos.

Con ese espíritu, les deseo que tengan unos debates muy fructíferos.