La presidenta del Grupo BEI Nadia Calviño recibe el premio Public Figure of the Year 2024 de la UPF-BSM.
Buen día.
Estoy muy emocionada. Muchísimas gracias por esta cariñosa presentación, por todo el cariño, por todo el afecto que estoy recibiendo hoy aquí. Estoy de verdad muy, muy emocionada y muy agradecida.
Empezando por la presencia de tantos amigos, amigas. Querida consellera, el alcalde, la vicealcaldesa, otras autoridades. Por supuesto, la rectora, el director, representantes de las empresas, amigos.
Es muy, muy emocionante y es un gran honor recibir este reconocimiento de la Barcelona School of Management, de la prestigiosa Universitat Pompeu Fabra.
Estoy muy feliz de estar hoy aquí porque, como señalaba el director, hace un momento, a mí me gusta mucho estar en un entorno educativo y estar con los jóvenes. Porque da gusto ver las ganas que tienen los jóvenes de aprender, de avanzar y de cambiar el mundo, como muy bien decías, querida Alicia, de cambiar el mundo.
La verdad es que cada vez que trato con los jóvenes me lleno de esperanza. Sois el futuro y nuestra prioridad tiene que ser daros todas las oportunidades. Invirtiendo allí donde se puede dar esa oportunidad: en educación, en innovación, en infraestructuras. Evidentemente, desde el Banco Europeo de Inversiones a eso es a lo que nos dedicamos: a invertir en vuestro futuro, en nuestro futuro común. Y me hace especial ilusión poder compartir con todos ustedes y con todos vosotros hoy unas cuantas reflexiones sobre el contexto geopolítico en el que vivimos y el liderazgo. Porque estamos en un momento, como ya ha señalado el director, en un momento de intenso cambio. Un cambio tecnológico, político y social. Y en este contexto, es más importante que nunca en Europa defender nuestra unidad interna y nuestras alianzas a lo largo y ancho del planeta.
Se están poniendo en cuestión en este momento los pactos y las instituciones que han guiado al mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Se están reactivando conflictos que creíamos ya enterrados, terminados, superados. Se cuestionan los principios y hasta el derecho internacional. Y están surgiendo los liderazgos que van a conformar este nuevo orden mundial para las próximas décadas. Y en este contexto, cuando algunos alzan muros, desde Europa estamos construyendo puentes. Estamos reafirmando nuestro compromiso con los valores democráticos, los derechos humanos, el respeto mutuo y las alianzas en las que todos ganamos.
Acabo precisamente de volver de Latinoamérica, de Colombia y Panamá, y sé que tenemos aquí estudiantes de estos países, en donde el mensaje más importante que he transmitido es el de la importancia de reafirmar y reforzar esa alianza estratégica entre las dos costas del Atlántico. He podido ver también, allí, sobre el terreno, de primera mano, el impacto positivo de la financiación que proporciona el Banco Europeo de Inversiones, como se ha señalado aquí, una de las instituciones multilaterales más grandes del mundo. Y que está realizando y financiando grandes proyectos de infraestructuras en ámbitos tan importantes como la energía renovable, el saneamiento de aguas, el apoyo a las mujeres. Sí, el empoderamiento de las mujeres en todo el mundo, también el apoyo a la preservación del Amazonas y hasta el canal de Panamá.
Porque la ampliación del canal de Panamá por el Banco Europeo de Inversiones ha permitido duplicar su capacidad comercial, triplicar el tamaño de los barcos que pueden transitarlo, y me emocionó una reflexión que nos hicieron las personas que nos estaban haciendo la presentación, que nos dijeron: «es muy importante la inversión, pero, sobre todo, el hecho de que el Banco Europeo de Inversiones mantuvo sus inversiones durante la gran crisis financiera». Nosotros siempre estamos ahí donde se nos necesita y ese papel fundamental de las instituciones públicas quiero reivindicarlo con mucha fuerza hoy aquí. Todos estos proyectos tienen cifras que impresionan. Tienen un impacto clave en el bienestar y en el comercio internacional. De hecho, fíjense, el canal de Panamá nos parece que está muy lejos, pero Europa es el segundo cliente. Así que cada una de las mercancías que recibimos aquí, en Barcelona, probablemente han pasado por el canal de Panamá, para que nos demos cuenta de cómo esas inversiones en el otro extremo del Atlántico pueden afectar al día a día aquí, que nos demos cuenta de que todo está interconectado. Y por eso es fundamental que Europa tenga una voz fuerte en este nuevo orden mundial.
Para ello, hemos de desarrollar liderazgos comprometidos con la sociedad, como sé que se hace, y hoy se ha dicho aquí, en la Universitat Pompeu Fabra. Y quiero compartir tres reflexiones personales que me he hecho sobre cuáles son los liderazgos necesarios en este contexto que tenemos a nivel internacional.
En primer lugar, es muy importante ser conscientes de que el cambio es la nueva normalidad. Change is the new normal. Los líderes tienen que lidiar con la volatilidad y la inestabilidad, como un factor permanente. El mundo de ayer no va a volver. Y el mundo del mañana va a ser muy diferente de lo que conocemos, así que es fundamental adaptarse, ser flexibles, tener capacidad para gestionar la incertidumbre. Permitidme, en efecto, compartir una experiencia personal. Ya se ha mencionado aquí. Cuando nos golpeó la pandemia, tuvimos que responder rápidamente y con eficacia a una situación sin precedentes. Una situación para la que no había hoja de ruta, no sabíamos qué nos esperaba, no sabíamos qué medidas funcionarían, ni cuánto duraría esa situación excepcional. Busqué todos los estudios relevantes, pero el único desastre que se había analizado por parte de los organismos financieros era una guerra, que tiene un impacto muy diferente desde el punto de vista económico.
¿Qué hicimos? Pues mantener la calma, trabajar intensamente con determinación y con rapidez para desplegar una red de seguridad para la economía española, europea y global. Movilizamos un volumen de recursos sin precedentes y evitamos que se fundiese la economía mundial. La agilidad, la flexibilidad, el liderazgo fueron claves para el éxito.
En segundo lugar, hay que volver a los principios básicos: back to basics. Muchas cosas están cambiando, pero lo básico permanece. «The fundamental things apply as time goes by», como dice la canción de Casablanca. Y es que el liderazgo requiere, al final, lo que siempre se ha necesitado: visión, determinación, la habilidad de motivar a los demás. La confianza es el valor más importante también en este mundo transaccional. Y la integridad. Hacer lo que decimos y decir lo que hacemos. Es muy importante recordar estos principios en un contexto de cuestionamiento de los valores democráticos y los principios del estado de derecho, un cuestionamiento de los valores y los principios de la convivencia pacífica.
Y esto me lleva a la tercera reflexión. La necesidad de mantener la perspectiva. Keep perspective. Este es el punto más complicado en el mundo de hoy, y especialmente para las generaciones más jóvenes. Y es que en este momento el futuro está lleno de retos. A veces las noticias diarias son difíciles de digerir. El ruido. El ruido, que ya se ha mencionado aquí esta mañana, no nos permite ver lo que es verdaderamente importante. Y hay un gran sentimiento compartido de incertidumbre, de inestabilidad, de inseguridad. Porque muchas de las cosas que dábamos por hechas —la seguridad física, las alianzas internacionales, el comercio basado en reglas multilaterales, el respeto a las mujeres y a las minorías—; todos estos principios que dábamos por hecho se están poniendo en cuestión.
Estas tendencias se ven amplificadas por los medios de comunicación y las redes. Excepto aquellos medios que tratan de dar las noticias positivas. Como la anfitriona que tenemos y la que nos está conduciendo el acto hoy, que tiene una labor tan importante. Y todo esto afecta a la motivación y limita el ángulo de visión de aquellas personas que tienen que tomar decisiones. Para liderar hay que levantar la cabeza. Hay que escuchar con atención, mirar alrededor. Tomar y respetar perspectivas diferentes. Evitar que los árboles tapen el bosque.
Por ejemplo, hablando de los retos actuales, cuando miramos atrás, nos damos cuenta de que todo esto ya ha pasado antes. Las guerras, los conflictos, la incertidumbre. Esta era la situación normal en nuestros países europeos hasta la creación de la Unión Europea hace 80 años, y hace 50 años en el caso de España, cuando iniciamos esta fase democrática, la más brillante de nuestra historia.
No hace tanto, cuando nos golpeó la gran crisis financiera que empezó en 2008, casi cada semana escuchábamos los vaticinios de expertos, que auguraban el fin del euro, el fin de la Unión Europea para antes del viernes, para antes del fin de semana. E incluso más recientemente, tuvimos que hacer frente a una catástrofe y un reto tan importante como la pandemia. Y los Gobiernos de Europa y de todo el mundo, junto con las instituciones multilaterales y los bancos centrales, tuvieron éxito, actuando juntos. No solo salvando la economía, sino desarrollando la vacuna. De forma que, a finales de 2020, contra todo pronóstico, ya estábamos vacunando a los ciudadanos europeos, en cualquier rincón de nuestro continente. Así que han sido muchas y constantes las dificultades del último siglo, pero aquí estamos.
Y hay dos lecciones principales. La primera es que cuando actuamos juntos, los seres humanos somos imparables. Y la segunda es que cuando llegamos a un punto que parece el fin del camino, en realidad es el principio de algo nuevo. Y ese es el punto en el que estamos hoy. Cuando hay un inicio de algo nuevo, tenemos que cambiar, tenemos que adaptarnos, que resetearnos. Pero no olvidemos que la Unión Europea ha superado todas las crisis y sigue siendo el mejor lugar para vivir. No tengo que explicarlo aquí, en Barcelona. Porque en cada crisis hemos sabido aprovechar las oportunidades para adaptarnos, para cambiar y para dar pasos adelante en nuestra integración. Y esta historia, la historia de nuestra Unión y de nuestra resiliencia me da confianza para el futuro. Al igual que veros me da confianza para el futuro.
Me gustaría cerrar estas palabras con este mensaje positivo y con una llamada a la acción, a la cooperación y a la unidad. A la confianza en nuestras propias capacidades y a la determinación para hacer frente a los retos, poniendo en común los recursos, uniendo nuestras fuerzas. Porque Europa es una superpotencia económica, comercial, tecnológica. Tenemos un gran ecosistema de empresas grandes y pequeñas, de startups, de centros de investigación, universidades de primer nivel, como la Pompeu Fabra. Estando aquí, de hecho, quiero destacar muy especialmente el enorme rendimiento de invertir en educación, que es invertir en nuestro futuro, invertir en prosperidad y desarrollo. Somos líderes en tecnologías punta en el ámbito de la salud, de la economía verde, de la biotecnología, de la fotónica. De nuevo, es que no tengo que explicarlo aquí, estamos al lado del superordenador de Barcelona o del ICFO, dos centros de referencia europea y mundial en estas nuevas tecnologías.
Solo nos falta un mercado único que permita las economías de escala y el músculo financiero para que las empresas, las ideas y las tecnologías made in Europe puedan crecer y desarrollarse plenamente aquí. Y el diagnóstico de lo que tenemos que hacer está claro, es unánime. Hay que integrar mercados, impulsar la inversión, simplificar las reglas y construir alianzas fuertes a nivel internacional.
A esto, precisamente, nos dedicamos en el Banco Europeo de Inversiones, a contribuir a estas prioridades, movilizando la inversión privada y el apoyo financiero a lo largo de todo el ciclo empresarial del emprendimiento y la innovación. Por poner un ejemplo aquí, en Barcelona, apoyando al productor de alimentos de origen vegetal, Heura, una de las startups en las que hemos estado invirtiendo, entre otras muchas. Por ejemplo, financiando infraestructuras educativas y de investigación, como el CaixaResearch Institute, un centro puntero con el que acabamos de firmar un acuerdo de financiación. Apoyando grandes proyectos estratégicos, como la Estación de Sants o la Central de Distribución de Agua de Trinitat, que tuve ocasión de visitar hace un año con el president Illa —no sé si estuviste en aquella ocasión con nosotros alcalde—.
Apoyando también a las autoridades locales en materia de infraestructuras sociales, como la salud, la educación o la vivienda. En este año 2025, el Banco Europeo de Inversiones va a proporcionar financiación por 1 500 millones de euros aquí, en Cataluña. Uno de cada cuatro euros, en vivienda. Y hemos tenido ocasión de visitar juntos importantes proyectos que, por supuesto, se orientan a las personas que más lo necesitan y, muy especialmente, a las familias más jóvenes. Hace solo unas semanas financiamos un nuevo acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona, con lo que ascienden a más de 2 300 las viviendas financiadas por el Banco Europeo de Inversiones a través del Institut Municipal de l'Habitatge i la Rehabilitació de Barcelona. He hablado del canal de Panamá y termino hablando de las viviendas, porque todo está interconectado y en todo ello tenemos que poner por delante los objetivos, los valores, los principios de esta Unión Europea que tanta prosperidad y tanto bueno nos ha traído aquí, en España.
Termino ya. Los estudiantes que estáis hoy aquí tenéis toda una vida por delante. Y por eso, quiero dejaros con una llamada a la acción para cambiar el mundo, para construir un mundo mejor. Estoy convencida de que merece la pena dar esta batalla. Por los derechos humanos, por la democracia, por la paz, por nuestro modelo europeo de economía competitiva, pero con un fuerte acento y con una fuerte red social.
Por nuestra parte, en el Banco Europeo de Inversiones no vamos a dejar de trabajar para daros todas las oportunidades. Porque como un día me enseñó el maestro Antón Costas, que está aquí hoy: el talento está igualmente repartido en todo el mundo. El norte, el sur, los países más ricos, los países más pobres, las grandes familias, las pequeñas. Todos tienen la misma proporción de personas con talento, pero las oportunidades no están repartidas por igual. Y por eso es la labor del sector público llevar las oportunidades allí donde está el talento. Eso es lo que vamos a hacer. Construyendo sobre la base de las políticas y los principios que nos han traído con éxito hasta aquí.
En las palabras de Leonard Cohen: «Ring the bells that still can ring. There is a crack, a crack in everything and that's how the light gets in». Así que eso seguiremos haciendo. Sigamos tocando las campanas para que por las grietas entre la luz.
Muchísimas gracias por este premio que me llega al corazón y os invito a todos a seguir construyendo juntos la mejor Europa.
Moltes gràcies.