Recherche Fr menu Portail client du Groupe BEI
Recherche
Résultats
5 premiers résultats de la recherche Voir tous les résultats Recherche avancée
Recherches les plus fréquentes
Pages les plus visitées

La presidenta del Grupo BEI, Nadia Calviño, pronunció unas palabras durante la edición de este año de la Jornada de la Economía (Journée de l'Économie), centrándose en las tecnologías de la IA.


EIB

Muchas gracias por darme la oportunidad de compartir algunas ideas con todos ustedes sobre un tema que me interesa mucho —que nos interesa mucho a todos— no solo por mi cargo actual de presidenta del Banco Europeo de Inversiones, sino también durante mi anterior cargo de vicepresidenta del Gobierno de España y ministra de Economía y Digitalización. Por lo general, la gente se centraba mucho en esa primera parte del puesto, la de ministra de Economía y Finanzas. Pero, en realidad, la segunda parte de mi trabajo también requirió una gran dedicación de tiempo y esfuerzo para impulsar la transformación digital del país. Por eso, creo que el tema de las nuevas tecnologías y el liderazgo de Europa es, de hecho, uno de los temas clave de nuestra época.

El debate sobre la inteligencia artificial y cómo convertirla en un motor del éxito, de la seguridad y de la competitividad en Europa es, sin duda, una de las conversaciones clave de nuestro tiempo. Se habla mucho de las amenazas, pero creo que todos los aquí presentes tenemos muy claro que la IA es una oportunidad increíble desde el punto de vista empresarial. Hace un momento, el ministro ha destacado lo importante que es que las empresas, las pequeñas y medianas empresas de nuestras economías, adopten e incorporen la tecnología. Y creo que puede resultar útil iniciar el debate de hoy reflexionando sobre tres aspectos. Los beneficios de la inteligencia artificial, es decir, lo que puede aportar a nuestras sociedades y economías. La posición de Europa como competidora en esta carrera.

Y, por último, lo que tenemos que hacer para que sea un ejemplo de éxito europeo. Y, por supuesto, el papel del Banco Europeo de Inversiones, como se ha mencionado acertadamente, que ha sido destacado por el informe Draghi y por muchos otros. La inteligencia artificial ya está beneficiando al mundo. Ya está en marcha aquí en Luxemburgo, en toda Europa. Y no me refiero solo a la inteligencia artificial generativa, que es la que capta siempre la atención de los medios con los chatbots y los grandes modelos de lenguaje. Me refiero a la inteligencia artificial industrial, que ya está integrada en nuestras fábricas, que cartografía nuestras ciudades e impulsa el futuro de sectores fundamentales como la energía, la sanidad y la seguridad.

Por ofrecerles tan solo un ejemplo, en Múnich hay una empresa de inteligencia artificial llamada OroraTech, que cuenta, de hecho, con el apoyo de nuestra filial, el Fondo Europeo de Inversiones. Y el equipo de OroraTech ha entrenado a la inteligencia artificial para estudiar los datos de temperatura vía satélite, para comprender y predecir mejor el inicio y la propagación de los incendios forestales. Por tanto, están trabajando desde el espacio exterior para resolver problemas de nuestro planeta. Y estos sistemas de entrenamiento de la IA procesan los datos mucho más rápido que cualquier otra tecnología que hayamos tenido, a una escala que era inimaginable hasta hace muy poco. Y ya han sido capaces de abordar y resolver problemas que habrían sido impensables hasta hace poco tiempo.

Por lo que, ahora, al combinar estas imágenes térmicas con los datos meteorológicos, podemos predecir con mucha más precisión si un incendio se va a convertir en un infierno para los equipos de bomberos, por ejemplo, y tomar así medidas preventivas. De este modo, podemos reducir el coste en términos de CO2. Por tanto, las tecnologías de inteligencia artificial aportan beneficios significativos, y este es solo un ejemplo de las miles de empresas que se están beneficiando de ellas en este momento. Está claro que se trata de un motor para nuestra competitividad. Hay industrias en Europa que ya están diseñando maquinaria que después se utilizará como prototipos para desarrollar nuevas técnicas y productos —desde maquinaria médica hasta cafeteras— que duren más y cuesten menos. Y esto es solo el principio.

Probablemente esta sea una de las expresiones que más escucharán esta tarde: esto es solo el principio. Nadie sabe realmente lo lejos que puede llegar. Así que la inteligencia artificial puede beneficiar y mejorar con creces nuestra forma de vida si se financia correctamente, se aprovecha adecuadamente y se integra de manera eficiente. Y esto me lleva a la segunda cuestión. ¿Dónde se sitúa Europa en esta carrera? Porque, seamos sinceros, existe una carrera en los mercados mundiales y existe el objetivo primordial de ver quién puede cosechar los beneficios de esta nueva tecnología. Y existe la expectativa de que esta carrera va a permitir —como ha sucedido siempre a lo largo de la historia— que una empresa, un sector, un país o una región del mundo, se convierta en un monopolista de estas nuevas tecnologías.

Curiosamente, los monopolios que hemos visto puede que no duren mucho. Por el momento, estamos ante un mercado bastante competitivo en el que ganan terreno los nuevos desarrollos. Por tanto, la competencia está abierta y muy disputada. Pero muchas veces no somos conscientes de que en Europa tenemos una ventaja competitiva en esta liza, como también muchos otros tienen otras ventajas importantes. Nuestra ventaja es que competimos en equipo, porque la inteligencia artificial es un nuevo mercado. A diferencia de otros muchos ámbitos, no tenemos 27 mercados en funcionamiento, con 27 estructuras, y operadores históricos, y marcos regulatorios arraigados que ahora tendríamos que empezar a armonizar.

Afortunadamente, en esta ocasión, hemos podido empezar con una ley de inteligencia artificial con alcance en toda Europa, que permitirá que estas tecnologías se desarrollen a nivel europeo. Así que esto ya nos ofrece una ventaja considerable. Y estas nuevas tecnologías, tarde o temprano, se darán de bruces con la cuestión de la confianza, como siempre ocurre con los ciudadanos. Por lo tanto, hay que asegurarse de que esto se desarrolle de tal manera que dé certeza y confianza a las empresas —por lo que se refiere a la recopilación de datos, la integridad de los datos y la seguridad— y también a los ciudadanos.

Así que, desde este punto de vista, en la medida en que podamos tener un marco regulatorio, que sea europeo y que permita adoptar un enfoque basado en el riesgo —de modo que solo intentemos controlar y tener sistemas o procedimientos relacionados con aquellos elementos o usos de la inteligencia artificial que pueden generar riesgos para nuestra economía, nuestra seguridad, nuestras sociedades—, en la medida en que contemos con este enfoque basado en el riesgo, podremos tratar de promover un escenario en el que las miles de excelentes empresas emergentes y en expansión que operan con éxito en Europa puedan competir realmente a nivel mundial.

Y esto me lleva al tercer punto. ¿Qué podemos hacer para asegurarnos de que esto sea un éxito europeo? Como ya he comentado, lo cual encaja perfectamente con el informe Draghi, el informe Letta y el informe Niinistö, y con todos los informes de expertos, todos ellos coinciden en cuáles son los tres motores de la competitividad de Europa. Integración, inversión, simplificación. Realmente, es una obviedad. Es evidente que, en el caso de la inteligencia artificial, necesitamos integrar estas tecnologías en nuestros procesos industriales y de negocio. También debemos asegurarnos de que los mercados estén integrados. Y cuando hablamos de inversión, nos referimos a la integración de los mercados de capitales.

Espero que este sea un tema que se aborde esta tarde. Un tema, por cierto, muy relevante para Luxemburgo. ¿Cómo podemos asegurarnos de que contamos con un mercado de capitales integrado a nivel europeo, que pueda movilizar las inversiones necesarias para ayudar a las empresas emergentes de éxito de Europa a pasar a la fase de expansión? Se trata, por tanto, de integrar las capacidades de la IA en las empresas existentes. De integrar los mercados europeos para que podamos movilizar los miles de millones que se necesitan para que las empresas crezcan y se materialicen dichas inversiones. Asimismo, debemos encontrar las mejores asociaciones público-privadas posibles para que podamos movilizar la inversión privada en este ámbito.

Y es aquí donde el Grupo Banco Europeo de Inversiones está muy bien situado. Por lo general, actuamos como catalizadores y aprovechamos las garantías del presupuesto europeo. Aprovechamos nuestro propio capital realizando inversiones, que posteriormente movilizan a los inversores privados para que también inviertan en este ámbito. Actualmente estamos trabajando en un nuevo programa tecnológico en la UE (Tech-EU), en colaboración con la Comisión Europea, para reunir todos los recursos y programas disponibles y para aprovecharlos al máximo, de modo que podamos movilizar las inversiones necesarias por parte del sector privado.

Por el momento, no puedo darles más información al respecto, pero ya hemos mencionado que estamos trabajando con la Comisión para apoyar la financiación de la nueva iniciativa InvestAI, para desarrollar e invertir en infraestructuras. Parte de dicha iniciativa incluye esos superordenadores de los que el ministro ha hablado hace un momento. Esa capacidad de computación puede servir como bien público, de manera que la puedan utilizar las empresas y las universidades europeas. También estamos trabajando con la Comisión en los fondos dirigidos a empresas en fase de expansión para ver cómo podemos proporcionarles el capital necesario para que estas empresas innovadoras crezcan con rapidez. Y estamos trabajando en otras iniciativas para tratar de movilizar el capital de Europa.

Y por último, el tercer elemento que necesitamos es la simplificación. Estoy segura de que aquí, en la Cámara de Comercio, coincidiremos todos en que necesitamos simplificar las normas. Debemos simplificar los procedimientos. Acabamos de publicar la Encuesta del BEI sobre Inversión en la que han participado 13 000 empresas europeas. Se trata de un informe anual que elabora el Banco Europeo de Inversiones y que muestra que el 60 % de las empresas exportadoras europeas y el 74 % de los referentes en innovación afirman que se enfrentan a barreras derivadas de sus normativas nacionales, por ejemplo, las normas de protección del consumidor cuando exportan a otro país de la Unión Europea. Más del 3 % de los costes de las empresas se derivan de la burocracia, de la excesiva carga burocrática.

Por lo tanto, acogemos con gran satisfacción las iniciativas lanzadas por la Comisión Europea, las propuestas ómnibus. Se trata de un primer paso en la dirección correcta para simplificar el marco regulatorio y que podamos conseguir que la doble transición verde y digital sea un éxito europeo. Permítanme concluir con una reflexión más general sobre lo que está sucediendo en el mundo. Es difícil explicar lo que está pasando porque la situación cambia cada hora, cada día. Pero está claro que el mundo es bastante complejo y está en continuo cambio. El perpetuum mobile es probablemente la nueva normalidad a la que debemos adaptarnos.

En este mundo complejo, en constante movimiento y cada vez más preocupante, Europa puede desempeñar un papel muy importante porque, en este momento, lo que aportamos al mundo es precisamente estabilidad, confianza y una perspectiva clara de futuro. Y eso es muy importante para los inversores de todo el mundo, ya que saben que Europa va a proporcionar seguridad y estabilidad gracias a un mercado interior de grandes dimensiones capaz crear asociaciones en todo el mundo que aportan soluciones beneficiosas para todos. Suena anticuado, pero cuando interactuamos con nuestros homólogos —y lo hago todos los días a nivel internacional y en las instituciones financieras internacionales, etc.— ellos ven en Europa a un socio clave. Porque normalmente intentamos construir soluciones en las que ganamos todos, en las que ambas partes del acuerdo salimos ganando.

Y me gustaría dejarles con este mensaje de confianza, de autoconfianza, y con un poco de optimismo, porque hablamos de un ámbito como el de la inteligencia artificial en el que, obviamente, no partimos en cabeza en estos nuevos mercados. Es evidente que nos enfrentamos a potencias formidables en todo el mundo, pero este es el mercado de una nación. Y esto es solo el principio. Debemos intentar ganar todas las batallas que tenemos por delante. Esa es, sin duda, mi manera de ver la situación. Y estoy segura de que los debates que mantengan hoy aportarán muchas propuestas de gran utilidad. Lamentablemente, no puedo quedarme a la jornada de hoy, pero dejaré un espía en la sala que me contará exactamente qué ideas y peticiones tienen, para que realmente podamos hacer de la actual situación un éxito común, un éxito conjunto, un éxito europeo. Muchas gracias.