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Discurso de la presidenta del Grupo BEI, Nadia Calviño, en la edición de 2025 del Seminario del Consejo de Administración con la sociedad civil, celebrado el martes, 21 de octubre de 2025, en la sede del BEI en Luxemburgo.


EIB

Hola a todos. Muchas gracias a todos por acompañarnos hoy. Esta es una oportunidad única que tenemos con cierta periodicidad para vernos, para dialogar; nos recuerda el paso del tiempo, pero también nos permite hacer balance de nuestro compromiso con la sociedad civil, que constituye en realidad nuestro modus operandi.

Como institución, queremos ser abiertos, queremos escuchar, queremos interactuar con ustedes, queremos incorporar sus ideas cuando definimos nuestras políticas y diseñamos nuestros programas. En cuanto Comité de Dirección, junto con mis compañeros vicepresidentes, viajamos constantemente dentro y fuera de Europa. Nos reunimos con funcionarios públicos, nos reunimos también con clientes y con representantes de la sociedad civil. Queremos ver nuestros proyectos sobre el terreno. Queremos conocer nuestro impacto sobre el terreno. Y—si me permiten la expresión— creo que eso forma parte de nuestro ADN y nos hace más fuertes.

Déjenme decirles algo, aunque pueda parecer que siempre repetimos lo mismo, pero creo que no es una exageración y que es algo verdaderamente importante: su papel es más importante que nunca. De hecho, acabo de comentar con una de nuestras participantes más distinguidas, que ha venido directamente desde Ucrania, la importancia de que la sociedad civil esté alerta, de que contemos con una sociedad civil dinámica tanto dentro como fuera de Europa.

¿Por qué la sociedad civil es más importante que nunca? Porque estamos realmente en un punto de inflexión histórico. Se está produciendo una transformación muy profunda del orden mundial que nos ha guiado desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Es un período de cambios profundos. Acabamos de regresar de las Reuniones Anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que se celebraron en Washington la semana pasada y que fueron especialmente singulares, únicas.

A nuestro alrededor percibimos una sensación de volatilidad, de inestabilidad. Las antiguas alianzas estratégicas se están desmoronando y puede que se estén forjando otras nuevas. En el mundo entero están apareciendo nuevos focos de poder. Esta incertidumbre está creando nerviosismo entre los ciudadanos y las empresas de todo el mundo.

En este contexto, el mensaje que transmitimos desde las instituciones europeas, el mensaje de Europa, ha sido alto y claro. Nos mantenemos firmes y apoyamos el multilateralismo. Defendemos la cooperación, las alianzas beneficiosas para todos. Así que, mientras algunos se alejan del sistema multilateral basado en normas, Europa avanza, o más bien el resto del mundo sigue avanzando. Estamos renovando nuestro compromiso con las alianzas basadas en el respeto mutuo y la paz. Y nuestros socios de todo el mundo piden a Europa que desempeñe este papel. Por eso digo que el resto del mundo sigue avanzando.

Ante esta situación, el papel del Banco Europeo de Inversiones es también único, ya que somos el brazo financiero de la Unión Europea, pero también ocupamos un lugar central en la familia de los bancos multilaterales de desarrollo. Por tanto, estamos plenamente orientados a respaldar el papel de Europa y a reforzar su voz en el mundo, como un faro de estabilidad, de confianza, de seguridad, de protección de los derechos humanos, de protección de las minorías, del Estado de derecho y de nuestros valores democráticos.

Y nos encontramos en una posición única para hacerlo en este momento porque, gracias a nuestro balance de 600 000 millones de euros y a nuestra excelente calificación AAA, disponemos de una sólida situación financiera, ya que somos paneuropeos por definición y contamos con operaciones en todos los rincones de nuestra Unión y en muchos países del mundo.

Somos realmente únicos porque nuestros accionistas son los 27 Estados miembros, ni más ni menos, y puede que este sea precisamente el momento de la historia en el que este hecho cobra verdadera importancia. Nuestras operaciones anuales ascienden a aproximadamente 100 000 millones de euros, de las cuales el 10 % se realizan fuera de la UE, como bien saben. Y estamos claramente enfocados al cumplimiento de las ocho prioridades estratégicas que han sido respaldadas unánimemente por nuestros accionistas y que se ajustan plenamente a las prioridades comunes de la Unión Europea.

La primera prioridad es consolidar nuestro papel como Banco del Clima. Y esto no es irrelevante, porque estamos en un momento de la historia —y lo he vivido en primera persona, lo hemos vivido en primera persona la semana pasada en muchos ámbitos— en el que palabras como «clima», «mujeres», «género» son revolucionarias. Incluso me enteré en Washington de que ya no podemos —bueno, nosotros sí, pero el resto del mundo no— utilizar expresiones como «causas profundas», porque tienen cierta connotación política.

Así que, ante la prohibición de estas palabras, nosotros nos sentimos especialmente orgullosos de mantener el rumbo y hablar de la acción por el clima, del empoderamiento de las mujeres, de la igualdad de género o del apoyo a la financiación para el desarrollo en todos los foros internacionales. Hablamos de alianzas beneficiosas para todos y, si es necesario, de causas profundas.

Y estas palabras son realmente, como decía, revolucionarias. Otras instituciones ya no pueden utilizarlas. Por eso, consolidar nuestro papel como Banco del Clima es, a mi juicio, un mensaje muy importante. Como saben, hace apenas dos o tres semanas, nuestro Consejo de Administración adoptó por unanimidad la Hoja de Ruta del Banco del Clima hasta 2030, tomando como punto de partida el rotundo éxito de la primera fase. Tenemos tres mensajes clave en esta segunda fase de la Hoja de Ruta.

En primer lugar, queremos centrarnos en aquellos proyectos que más contribuyen a la competitividad, al liderazgo tecnológico y a la seguridad de Europa, y también a la reducción de los precios de la energía para las familias y las empresas. En segundo lugar, pretendemos duplicar nuestra financiación para la adaptación al cambio climático. Bien es sabido por todos ustedes que cada euro que invertimos en prevención, resiliencia y adaptación supone un ahorro de entre cinco y siete euros en reparación de daños. Así que es una obviedad. Invertir en adaptación no solo es lo correcto, es que es de sentido común tanto dentro como fuera de la Unión.

Y, en tercer lugar, tenemos la simplificación radical. ¿Y a qué nos referimos con simplificación radical? Implica eliminar las cargas burocráticas, apostar por las normas, las reglas y las obligaciones de información existentes. Y también implica recurrir a las autoevaluaciones y a herramientas como el «Green Checker», que hemos desarrollado para reducir los costes y las cargas, concretamente para las pequeñas y medianas empresas. En definitiva, lo que queremos es que, de aquí a 2030, la acción por el clima y la competitividad formen un tándem ganador para Europa.

La segunda prioridad es apoyar el liderazgo tecnológico europeo. Hemos puesto en marcha el programa TechEU para movilizar 250 000 millones de euros de aquí a 2027 en ámbitos como la inteligencia artificial, la computación cuántica, las tecnologías limpias, la salud y las infraestructuras digitales. De hecho, estamos a punto de firmar un acuerdo con la Comisión Europea para aunar esfuerzos en la financiación de gigafactorías de inteligencia artificial aquí, en Europa.

Y esto, de nuevo, está muy ligado a nuestros valores, porque en estos momentos, cuando al otro lado del Atlántico se están prohibiendo algunas áreas de investigación, Europa puede ser un refugio para la investigación y las ideas, atrayendo talento de vuelta a la UE en ámbitos tan importantes como la salud, donde la Unión Europea ya es líder en tecnología. Lo que me lleva a la tercera prioridad: defender la democracia y garantizar que nuestros ciudadanos puedan vivir en paz y seguridad. Es evidente que Europa debe reforzar su autonomía estratégica, lo que significa que debemos intensificar nuestro apoyo a las capacidades de seguridad y defensa europeas.

Vamos camino de alcanzar nuestro objetivo de destinar el 3,5 % de nuestra financiación total este años a la seguridad y la defensa. Espero con interés el debate de los dirigentes europeos durante la cumbre que se celebrará a finales de esta semana y conocer cómo piensan abordar e impulsar esta nueva prioridad para garantizar la paz en la UE, en nuestro continente y en el resto del mundo.

Permítanme mencionar las otras cinco prioridades. Vamos camino de alcanzar otra financiación récord en materia de política de cohesión. Esto supone, en definitiva, llevar oportunidades allí donde está el talento, porque sabemos que el talento se reparte de manera equitativa. Estados miembros grandes o pequeños, más o menos prósperos, del norte, sur, este u oeste, de más antigua o más reciente adhesión; el talento se reparte de manera equitativa, pero las oportunidades no. Por eso es necesario ofrecer oportunidades allí donde está el talento. Y de eso trata la política de cohesión. Nos llena de orgullo que esto constituya un eje central de nuestro mandato y que casi el 50 % de nuestra financiación dentro de la Unión se destinara a regiones de cohesión el año pasado.

Al mismo tiempo, cuando hablamos de infraestructuras sociales, que sustentan el modelo económico europeo, como la vivienda, hablamos de un nuevo ámbito en el que estamos intensificando nuestro apoyo financiero. Mañana, nuestro Consejo de Administración debatirá y, espero, aprobará un nuevo programa pionero de 400 millones de euros para apoyar la innovación, ya que, el sector de la vivienda y la construcción son también ámbitos en los que necesitamos contar con materiales y técnicas de construcción innovadores, para que las viviendas puedan edificarse de manera más rápida, económica y sostenible. También somos uno de los mayores proveedores de financiación de infraestructuras de salud, educación e investigación. Estoy segura de que Andrew hablará de ello cuando comentemos lo que estamos haciendo, en particular, en el África subsahariana.

En torno al 10 % de nuestra financiación se destina a proyectos fuera de la UE. Acabamos de adoptar, también con el apoyo unánime de nuestros accionistas, una nueva orientación estratégica para EIB Global. Dejaré que mis compañeros lo expliquen con más detalle. Pero, en definitiva, lo que queremos transmitir es que, en una época cada vez más «transaccional» —otra palabra de moda del mundo actual—, la confianza es en realidad el activo más valioso que tenemos y estamos decididos a seguir posicionando a Europa como un socio de confianza, un socio fiable que busca resultados beneficiosos para todos.

En ningún lugar este papel es más importante que en Ucrania. Hemos alcanzado la velocidad de crucero en la financiación de proyectos para garantizar que reconstruimos lo que ha sido destruido y que reconstruimos mejor, de modo que podamos contribuir a la resiliencia del país y a una recuperación sólida y duradera. La semana pasada estuve en Washington y dije a todo el mundo —incluso en televisión—, lo convencida que estoy de que Ucrania va a experimentar una recuperación extraordinaria cuando termine la guerra, porque hemos visto el país y conocemos a sus ciudadanos. Y, como dije al principio, es un honor que hoy esté aquí con nosotros Oleksandra Matviichuk, presidenta del Centro para las Libertades Civiles, que fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2022. Y quiero pedirles a todos un aplauso porque es una gran inspiración para nosotros.

Nos hablará del papel de la sociedad civil en Ucrania, donde hemos constatado que existe una sociedad civil muy dinámica, ya sea en las manifestaciones de la plaza Maidán o, más recientemente, influyendo en las decisiones del Gobierno. Esto demuestra cuán importante es que, además de las instituciones, existan organizaciones de la sociedad civil dinámicas que puedan impulsar estos valores democráticos.

Permítanme concluir con tres reflexiones clave. La primera es que debemos entender que el mundo de ayer no va a volver y que el cambio es la nueva normalidad. Por tanto, debemos mirar hacia adelante, adaptarnos, reiniciar, habituarnos. Y eso es lo que estamos haciendo en el Banco Europeo de Inversiones, y para ello debemos mantenernos alerta, abrir los ojos y los oídos para escuchar lo que ocurre a nuestro alrededor, dentro y fuera de Europa. Y por eso es tan importante nuestro compromiso con la sociedad civil.

En segundo lugar, en tiempos turbulentos, de dificultades y conflictos, es muy importante volver a lo esencial. No podemos dar por sentado lo que hemos tenido hasta ahora en términos de paz, de solidez institucional, de respeto a esas instituciones y de un orden mundial internacional basado en normas.

No podemos dar por sentado que el sistema es justo, sino que debemos trabajar cada día para que así sea para los ciudadanos de dentro y fuera de Europa. Debemos demostrar a nuestros ciudadanos que las instituciones europeas son eficaces, que nuestro sistema es justo y que un futuro mejor está al alcance de la mano. Que la promesa de prosperidad que ofrece la Unión Europea seguirá cumpliéndose para ellos en el futuro. Estoy convencida de que así será, pero es fundamental que lo demostremos y que lo comuniquemos, y que vosotros también seáis portavoces en ese sentido para explicar lo que hacemos y cómo marcamos la diferencia sobre el terreno.

Y, en tercer lugar, es muy importante mantener la perspectiva, porque el trabajo diario nos absorbe y estamos ocupados cumpliendo nuestras responsabilidades y obligaciones, pero es fundamental darse cuenta de ello. Y a veces vemos las noticias y resultan abrumadoras. Es abrumador, ¿verdad? Pero cuando echamos la vista atrás, nos damos cuenta de que, en realidad, la guerra y el conflicto eran la normalidad en Europa. Hasta hace ochenta años, nos matábamos los unos a los otros. Así que tan solo en las últimas ocho décadas hemos establecido un marco que realmente sustenta esta paz y prosperidad para todos en Europa. Y a lo largo de la historia hemos sido testigos de que después de la tormenta siempre llega la calma. Por eso es tan importante mantener esta perspectiva y comprender que, cuando actuamos juntos —Gobiernos, instituciones, sociedad civil, sector privado—, somos imparables.

Nuestra unidad y resiliencia es lo que me hace confiar en el futuro. Y permítanme concluir con estas reflexiones y este mensaje tan contundente. En un mundo en el que algunos están levantando muros, desde el Banco Europeo de Inversiones seguiremos tendiendo puentes. Puentes entre sociedades, entre generaciones. Puentes hacia un futuro mejor para todos.

Les dejo con esta reflexión y añadiré unas palabras de agradecimiento para mis compañeros que van a intervenir hoy. El vicepresidente Ambroise Fayolle, el vicepresidente Karl Nehammer, el vicepresidente Marek Mora, que acaba de incorporarse al Banco Europeo de Inversiones, y, por supuesto, la secretaria general, Barbara Balke, Andrew McDowell y otros compañeros que compartirán con ustedes sus reflexiones a lo largo del día. Les deseo un debate muy productivo. Muchas gracias.