La presidenta del Grupo BEI, Nadia Calviño, inaugura las jornadas dedicadas a la acción del BEI en el mundo durante la edición de 2025 del Foro del Grupo BEI.
Estimados comisarios y vicepresidentes, estimado Doctor Tedros, director general de la Organización Mundial de la Salud, queridos compañeros.
Es una gran satisfacción compartir esta jornada con tantos socios y amigos, como el Banco Mundial, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, el Banco Islámico de Desarrollo, las instituciones financieras internacionales, la Comisión, los bancos y agencias nacionales de desarrollo, como la Agencia Francesa de Desarrollo, la Organización Mundial de la Salud y Gavi, la alianza para las vacunas, el sector privado, las fundaciones, el mundo académico así como aliados de todo el mundo, desde Ucrania hasta África.
Estoy muy satisfecha de que nos hayamos reunido hoy aquí. Y en vista de los cambios actuales en las alianzas globales y las tensiones geopolíticas, es una satisfacción aún mayor estar todos juntos.
De hecho, la historia de esta parte privilegiada del mundo —la Unión Europea— y de esta institución —el Grupo Banco Europeo de Inversiones— demuestra que la prosperidad se basa en las asociaciones estratégicas.
Nuestra creación se remonta al momento en el que los antiguos enemigos de este continente decidieron dejar de lado sus diferencias, aunar fuerzas, poner en común recursos y abordar los desafíos comunes en un espíritu de unidad, determinación y solidaridad.
Los rivales se convirtieron en socios, los muros en puentes —de hecho, muchos de esos puentes fueron financiados por el Banco Europeo de Inversiones— e invertimos juntos para desarrollar nuestras infraestructuras, integrar nuestros mercados y ofrecer un acceso universal en materia de salud y educación en todos los rincones de esta Unión. Comprobamos que prosperamos cuando nuestros vecinos prosperan.
Que es mucho mejor cuando ganamos todos. Y que, cuando cooperamos, dos más dos es más que cuatro. Por tanto, el compromiso de Europa con las asociaciones no es un romanticismo ingenuo, sino una inversión en los dividendos de la paz. Los mismos dividendos que también están dando sus frutos en nuestras relaciones globales.
Porque el crecimiento mundial, el desarrollo económico y unos lazos comerciales más profundos abrieron mercados para nuestros bienes y servicios. Europa se convirtió en una potencia comercial al lograr más acuerdos de libre comercio que cualquier otra gran economía. Y estos acuerdos abren nuevos mercados para las empresas europeas, y también ofrecen a las empresas del resto del mundo acceso al increíble mercado interior que es la UE, y por eso seguimos ampliando esos acuerdos comerciales.
Este orden mundial basado en la cooperación y en las normas benefició a todos. Por supuesto, a Europa, pero diría que, más aún, a Estados Unidos.
El Grupo Banco Europeo de Inversiones invierte cerca del 10 % de sus operaciones anuales en la creación de asociaciones estratégicas fuera de la UE. El año pasado, esto se tradujo en una cifra récord de 128 proyectos, con casi €8 000 millones de euros en nueva financiación, la cual suele depender de las garantías del presupuesto europeo, que son absolutamente indispensables para que el BEI asuma riesgos y conserve su sólida calificación AAA. También nos hemos asociado con bancos europeos y multilaterales de desarrollo, y gracias a estas sinergias, al enfoque del Equipo Europa, multiplicamos nuestro impacto y nuestra complementariedad, movilizando la inversión privada y brindando oportunidades de crecimiento sostenible y soluciones beneficiosas para todo el mundo, como las que hemos podido ver en este maravilloso vídeo.
En mi opinión, este compromiso por encontrar soluciones beneficiosas para todos será más importante que nunca en los próximos años, ya que los desafíos a los que nos enfrentamos están adquiriendo, cada vez más, una dimensión mundial.
Permítanme darles un ejemplo: todos recordamos muy bien —y ahora sabemos con absoluta certeza— que las pandemias y las enfermedades cruzan los océanos.
Por este motivo, el Grupo Banco Europeo de Inversiones seguirá apoyando firmemente a las instituciones multilaterales y a los socios mundiales como la Organización Mundial de la Salud o Gavi. Porque, ahora más que nunca, necesitamos sus conocimientos, sus capacidades y su dedicación.
Juntos, apoyamos la erradicación de enfermedades como la poliomielitis, invirtiendo en campañas mundiales de vacunación. Hoy también vamos a firmar aquí, en Luxemburgo, un acuerdo con la Organización Mundial de la Salud que impulsará el nivel de preparación frente a epidemias del Líbano y mejorará el acceso a productos farmacéuticos esenciales tanto para los ciudadanos libaneses como para los refugiados.
En esta misma línea, el cambio climático y sus efectos no se detienen en el control de pasaportes de las fronteras físicas. Por tanto, la única manera de cumplir nuestros objetivos globales de garantizar un planeta habitable para nuestros hijos, aquí en Europa, es apoyar la inversión verde en todos los rincones del mundo. Desde las inversiones en eficiencia energética que estamos apoyando en Chile o Egipto, hasta las inversiones en transporte limpio que llevamos a cabo en la India. La semana pasada, por ejemplo, nos unimos a la Corporación Financiera Africana para apoyar un fondo de infraestructuras resilientes frente al cambio climático, una iniciativa histórica que acelerará la adaptación al clima en todo el continente.
Está claro que el Grupo Banco Europeo de Inversiones y la Unión Europea comparten, junto con las instituciones mundiales de desarrollo, la firme convicción de que apoyar objetivos como la seguridad y el bienestar de las poblaciones vulnerables —desde Oriente Próximo hasta el Caribe o de las mujeres de África— también beneficia a Europa. Nos beneficia a todos. Y por eso aunamos fuerzas para financiar esta prosperidad compartida. Es una obviedad y, sin embargo, suena revolucionario en el contexto actual. Cuando estamos todos en el mismo barco, lo que es bueno para otros pasajeros también es bueno para nuestra propia seguridad.
Y esto es aún más evidente en el caso de Ucrania. Permítanme concluir haciendo referencia a Ucrania. Hoy mismo hemos firmado acuerdos muy importantes con representantes del Gobierno ucraniano, y el viceprimer ministro también está hoy con nosotros y nos dirigirá luego unas palabras. Está muy claro que la seguridad de Ucrania es la seguridad de Europa, y su causa es nuestra causa. Desde el inicio de la invasión, el BEI ha apoyado la economía y las infraestructuras de Ucrania. Hemos desembolsado más de 2 200 millones de euros, una vez más en colaboración con la Comisión Europea y con otros socios mundiales como el BERD, en particular. De eso hemos estado hablando antes, de cómo generar más impacto y trabajar mejor juntos.
Hace poco estuve en Kiev, me reuní con el presidente Zelenski, el primer ministro y otros ministros. Y acordamos movilizar 1 000 millones de euros en nueva financiación para los sectores público y privado.
Nuestro apoyo no se va a quedar ahí. Y, en este momento, está marcando la diferencia sobre el terreno, porque no hablamos de meros números.
Se trata de proyectos que llevan agua limpia a la población de Bucha, que proporcionan nuevos trolebuses y tranvías para las ciudades ucranianas, que reconstruyen escuelas, guarderías y hospitales para los niños ucranianos, y que construyen refugios y equipos de emergencia para proteger la seguridad energética del país.
La Unión Europea apoya a Ucrania y estamos deseando presenciar una nueva fase, una fase de paz estable y justa, en la que podamos centrarnos en la reconstrucción, en la reparación y en un futuro prometedor del país dentro de la Unión Europea.
Ucrania es nuestra principal prioridad en este momento.
Los Balcanes Occidentales, los países vecinos meridionales, África, el resto del mundo y, en realidad, todas nuestras asociaciones internacionales, conforman nuestra agenda para el futuro. Y estas inversiones seguirán siendo fundamentales en el futuro porque el impacto mundial es un componente clave de nuestra hoja de ruta estratégica.
Las conversaciones de hoy serán de gran utilidad para rediseñar algunos de nuestros instrumentos y para decidir cómo enfocarlos, de modo que podamos ofrecer el máximo impacto posible sobre el terreno. Y en este entorno tan cambiante, es más importante que nunca que aprovechemos al máximo los recursos financieros disponibles y, sobre todo, que la Unión Europea siga siendo un referente para todos los pueblos que quieran construir un mundo más justo y más pacífico, y muchos de ustedes están bien representados hoy en esta sala.
Nuestros proyectos son ejemplos concretos que ilustran a las naciones de todo el mundo lo que Europa representa. De hecho, la retirada y el aislacionismo de otros socios abren un espacio aún mayor para que Europa demuestre que es posible seguir un camino mejor y diferente. Un camino hacia la prosperidad compartida. Un futuro mejor para todos.
Permítanme decirlo alto y claro: esto es Europa y estos son nuestros valores. Y estoy orgullosa de representarlos hoy aquí.
Gracias.